En el difícil arte de crear grandes vinos conjugamos la sabiduría de la tradición y de la vanguardia. Para ello, además de la centenaria bodega de Haro, contamos con unas modernas instalaciones ubicadas en Labastida donde procedemos a la vinificación de nuestra propia uva con la ayuda de la más avanzada tecnología.
El roble constituye el núcleo de la crianza y, por ello, fabricamos nuestras barricas, actualmente unas 30.000, en un proceso totalmente artesanal. Con madera importada de Estados Unidos y secada al aire libre durante dos años, nuestros operarios fabrican cada barrica en la tonelería de las centenarias instalaciones de Haro.
Cada seis meses, trasegamos artesanalmente a la luz de la vela todas las barricas. Todo un arte mediante el que favorecemos la evolución del vino, limpiamos de forma natural los sedimentos y controlamos cada barrica individualmente.
Tras el paso por barrica, la crianza se traslada a los botelleros, donde nuestros vinos pulen su personalidad, redondeando y desarrollando todas sus cualidades.
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